De piquero a la salamandra
ardiente garganta
licor
quemazón
fuego
llamas introduciéndose
ida y vuelta desorbitando mis ojos
mis ojos de pez
ahora inflando la vista
moviendo el espejo
y envejeciéndolo
llorando de sales y de cebollas
quemándome en brazas
o hasta en cenizas apagadas
Me ando perdiendo
y descolgando de mis bolsillos
no hallo mis monedas sueltas
ni la colilla, ni el pito
ni mis pies
que a trancados pasos
avanzan en aceras húmedas
el meado como ríos en la ciudad
vidrio rompiéndose
bajo los cuerpos de borrachos desmayados
sus sesos recostados en las cunetas frías
y la risa eufórica
del aún drogado transeunte
coronan la postal de una suma de vasos
sin números
sin fin o sin fondo
trago trago tras trago
fumo humo tras humo
de mequetrefe
que consume hasta la noche misma
la ciencia de la inconsciencia
o algún estilo paralizado
de ritmos fragmentados
de rock partido en dos
Una escalera
un vino que corre más que desarmado
medios descoordinados mis pensamientos
queriendo saberse mas allá
y yo un tanto cerca
del más acá
plano, liso, corrugado
plano astral
mil maravillas
utopía
la caricia que entregó
ella, animal que ronroneaba
para romper el hielo que nunca fue hielo
La realidad misma
un tanto real
le soy incapaz
de poseer
de poseer
.
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